sábado, 29 de enero de 2011

Capítulo 2

Metida en el coche todo se veía desde otra forma. El barrio en el que estaba nuestra casa era una calle de unos dos kilómetros. No me gustaba.
Todo era demasiado perfecto, las casas eran todas iguales, con el techo rojo y el alfeizar blanco. Muy típicas. Solo había una casa diferente, que, como no, era la nuestra. Tenía dos plantas, un gran jardín delantero que estaba perfectamente cuidado, el tejado era azul, y el alfeizar era lo único parecido a las otras casas.
A priori mi nueva vida no parecía gran cosa. El tener la única casa diferente me hacía sentir algo extraña. Es un tanto arrogante se la dueña de una casa tan diferente.
Los vecinos nos conocerían como la familia “Nosabequehacerparallamarlaatención”.
Pero había algo extraño allí -bueno, en realidad todo me parecía extraño- pero lo raro era que no se podía ver ni un solo alma paseando por las calles. Eran las 12:00, y, según tenía entendido, estaba en la calle principal del pueblo y eran las fiestas de este. Una cosa era que quisiesen tranquilidad, pero, ¿no salir ni por las fiestas de tu pueblo?
Y si eso me pareció raro, lo que vino a continuación me hizo comprender que mi estancia entre esa gente no iba a ser de mi agrado...
La campana sonó haciendo un insoportable sonido a las 12:05, algo anormal ya que, en teoría, las campanas se tocan cada hora, no cada hora y cinco minutos. En ese instante pude ver los rostros de los que iban a ser mis futuros vecinos. Tenían la mirada triste, parecía que no se habían cambiado de ropa en días y las mujeres y niñas llevaban su largo cabello recogido en una coleta tan tirante que parecía que su cara larga derivaba de ahí.
Todos dieron cinco agigantados pasos hacía sus respectivos buzones (los cuales eran todos del mismo color, obviamente), cogieron su correo y regresaron a sus casas cerrando la puerta de tal modo que todos lo hicieron a la vez, y el resultado fue como oír el portazo que da alguien que está enfadado multiplicado por cien.
No lo entendía, ¿Ir a las 12:05 a por el correo? Yo siempre he ido a la hora que me apetecía, y si por casualidad me encontraba con mis vecinos estaba media hora hablando con ellos sobre el tiempo o el colegio. Tendría que aprenderme las “costumbres” de este pueblo si quería tener la esperanza de conseguir algún amigo.
-Bueno, ¿qué te parece?- pregunto mi padre con una sonrisa de oreja a oreja. No era de extrañar, a mi madre siempre le ha gustado el orden, cuanto más ordenado esté todo, mejor. Y aun que eso significaba que sus vecinos se comportasen de igual manera, le parecía perfecto.
-No sé qué decirte, Tom- cuando quería demostrar mi enfado a mis padres les llamaba por su nombre- el barrio es un poco pijo y la gente parece algo sosa, del tipo de personas que cuando te preguntan tu edad te dicen: ¡Oh! ¡Cuánto has crecido! Recuerdo que cuando eras pequeña...- le contesté pasándome las manos por mi pelo suelto.
-Tayla, amor, ¿no será que los mirar con malos ojos?
-¿Malos ojos? ¡Míralos, mama!- señalé la ventanilla del coche- ¡Son clones!
-¿Clones? ¡Qué creativa nos a salido!- se burló mi padre con una carcajada.
-Y que lo digas, Tom. Algún día nos hará millonarios con sus historias- respondió mi madre dándole cómplices codazos a mi padre.
-¡Vale!-grité- reíos, ¡Haced lo que os dé la gana!
El sol me cegaba e impedía que dirigiese mi vista al frente. Las flores que veía en los jardines estaban perfectamente cuidadas. Demasiado. Las había de muchos colores: azules, rojas, moradas... Puede que estuviese paranoica, pero parecían mirarme y susurrarse entre ellas: “Mírala, nunca encajará aquí. Muy diferente. Pobre, pobre chica...”
Ese pueblo no estaba hecho para mí... lo único que podía imaginar al ver los árboles perfectamente cuidados era a los hijos perfectos de las familias perfectas que habitaban esas casas vestidos con un uniforme gris y azul diciendo: “Madre, ¿qué tal ha pasado hoy el día? El mío ha sido esplendido, primero he adquirido muchos conocimientos que me serán de gran utilidad en un futuro próximo y luego he tocado una exquisita pieza en el piano, por la cual mi maestra me ha felicitado delante de toda la clase.”
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El reflejo del agua se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

2 comentarios:

  1. jajaaj que bueno el capitulo este :) voy a sguir leyendo.
    P.D.: soy unapesadilla comentando :S ya te daras cuenta =)

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