sábado, 21 de mayo de 2011

Capítulo 14

Auto convencida por mis pensamientos, imité su gesto, y también me acerqué a él. O mejor dicho, mis labios se acercaron a los suyos.
Unos centímetros. Un segundo. Solo necesitaba eso.
Sus manos seguían en mis caderas, pero las movió, uniéndolas en mi espalda, acercando aún más nuestros cuerpos.
Me puse de puntillas. Era media cabeza más baja que él. Un centímetro más y no habría escapatoria. Aunque la hubiese habido, ni de broma la hubiese utilizado. Sus labios me tentaban.
-¡Qué tenemos aquí!-gritó una voz monocorde.
Del susto, ambos nos separamos un poco, pero sus manos continuaron fuertemente enlazadas en mi espalda, haciendo imposible que me separase.
Lucas respiró profundamente. Tal vez estaba intentando calmarse. Me fijé en el chico, para no poner nervioso a Lucas.
Él estaba en la orilla, a un metro del agua. Tenía el pelo negro, y los ojos parecían azules, pero no estaba segura, unos diez metros nos separaban, de lo que sí estaba segura era de la palidez de su piel. Llevaba una camisa azul por debajo de un jersey de rombos granates, sus pantalones eran marrones claros, no podía ver con exactitud cómo eran sus zapatos, pero, en ese momento hubiese dicho que eran azules. ¡Qué mala combinación de ropa!
-Byron-susurró Lucas. Posó su frente en la mía y volvió a inhalar aire. Parecía estar poniendo en orden sus pensamientos. Me miró a los ojos, pude ver en ellos cierta expresión como “ojala no nos hubiese interrumpido”. Compartía su deseo.
Byron no le dio tiempo a Lucas de hablar:
-¿Tantas ganas tienes de tener descendencia?-no enfatizaba ninguna palabra, no había sentimiento alguno en su pregunta, era como si una máquina reprodujese sus palabras-bueno, de lo malo, has escogido una chica guapa-me caía mejor-¿sabes que tarde o temprano tendrá que venir a la escuela? ¿Qué crees que elegirá, la buena vida con amigos responsables y buenas notas o una vida... contigo?-esta vez sí que pronunció la palabra ‘contigo’ con cierto grado de superficialidad.
-¿Buena vida?-se rio Lucas- no tenemos el mismo concepto de esas palabras.
-Y por eso no encajas-sentenció Byron-Siempre estás solo y así te quedarás. Eres tan predecible. Primero eres el chico malo, que atrae a todas las chicas, pero luego, te vuelves tan monótono... Alex nos lo contó-golpe bajo para Lucas- ella dice que eres como los demás. Te crees diferente, pero no lo eres. Adelante, bésalo-esta vez sus palabras iban dirigidas a mí-te llevarás una decepción. ¿Crees que es único? Espera y verás.
No sé que me enfadó más: que ese tan Byron se dignase a dirigirme la palabra o que Lucas no hubiese reaccionado aún. Sentí la necesidad de defender al chico que me cogía con sus brazos protectores. Si él no se defendía, lo haría yo.
-Estoy con Lucas-dije- mi definición de buena vida no encaja con la tuya. Me gusta divertirme y hacer cosas diferentes todos los días. Llámame predecible si quieres, no me importa. ¿Tu opinión? ¿Te crees que significa algo para mí?-debería haber parado, pero continué, gran error- Tú no me ordenas nada, si quiero besarle, le besaré, pero porque yo quiero, no por una orden tuya.
Enlacé mis manos en su nuca y las bajé hasta la altura de su pecho. Me mentalicé que nada había pasado. Byron no nos había interrumpido, no había hablado de Alex ni me había aconsejado. Nada. Todo era como hacía unos minutos.
Volví a acercarme a él, le miré a los ojos, pero Lucas, al contrario de lo que yo había esperado movió sus manos desde mi espalda hasta mis hombros y me empujó un poco, separándome de su cuerpo.
-Tayla, no. No quiero que me beses en respuesta a Byron.
El enfado aumentó. Desde un principio iba a besarle, antes de ver a Byron me estaba inclinando hacia él. Bueno, quizá era un poco en respuesta a Byron, pero, también quería besarle por mí misma. Era un deseo irracional. ¿Cinco horas bastan para que bese a alguien? La verdad, cuando estuve tan... cariñosa con Jake, no estuve apenas dos horas con él, le conocía menos que a Lucas y le besé.
Podía sentir a Byron mirándonos, esperando mi respuesta, que no tardó en llegar: coloqué mis manos en los musculados brazos de Lucas y me impulsé hasta estar a dos centímetros escasos de sus labios, le miré a los ojos diciéndole: “me da igual lo que pienses, lo voy a hacer”.
Y lo hice. Me apoyé en sus brazos y junté nuestros labios. Fui tonta, lo reconozco, no debí hacerlo, ¿y si él me rechazaba? Quedaría como una tonta ante Byron y el propio Lucas, por suerte, él no lo hizo y me devolvió el beso. Posicionó sus manos enlazándolas en mi espalda de nuevo y me atrajo aún más a su cuerpo mientras sus labios se movían contra los míos. Volví a apoyarme en su pecho, era cálido y resbaladizo por el agua.
Continuó con el beso más de lo que yo esperaba, pero acabó al apoyarme más de lo necesario en él y caer al agua. Salimos a la superficie aún agarrados, ninguno de los dos sabía que decir, ni me atrevía a mirarle a la cara, fue él el que rompió el hielo.
-Parece... que hemos espantado a Byron.
Giré la cabeza hacia donde antes estaba Byron, no había rastro de él. Sin duda, se habría dado cuenta de que no pintaba nada en esa escena, no es agradable que una pareja se esté besando y tú te quedes ahí, a Byron solo le faltaba el fuego para sus velas.
-Oye, Lucas... lo siento mucho, no debí haberte besado sin previo aviso. Fue algo...
No pude continuar. Detuvo mis palabras con sus labios, y volvimos a estar donde hace unos segundos habíamos estado, solo que esta vez, era él quien llevaba el control del beso, un beso mucho más agresivo que el anterior, mucho, mucho más. Su boca aprisionó a la mía sin darme escapatoria, me agarró con un brazo por los hombros, el otro rodeaba mi cintura. Mis brazos se posicionaron en su cuello, uno de mis dedos se enrolló con un rizo cobrizo de su pelo. Sentía que se me estaba olvidando algo vital, necesario para sobrevivir. ¡No estaba respirando! Trasladé mis manos a su pecho y le empujé, cuando nuestros labios se separaron, comencé a respirar agitadamente.
-Estamos... en paz...-comentó en voz baja, respirando con dificultad, como yo.
-Vale-reí.
-Ahora sé porque Jake no quería separarse de ti. Buen... trabajo-dijo, azorado.
-Gracias.
Reparé en la situación: Lucas y yo acabábamos de besarnos no una, dos veces. Seguíamos en el mismo lugar donde él había tenido un enfrentamiento con Byron. El seguía cogiéndome por los hombros y la cintura... Vale, eso tenía que acabar. Tierra de por medio, por favor.
-Tengo que irme a casa-fue la primera excusa que se me ocurrió.
-No sabes cómo volver.
-Me las ingeniaré.
Agarré la mano que estaba posada en mi cintura y la aparté con suavidad, él apartó la otra. Cuando estuve libre, nadé hacia la orilla, una vez allí, cogí mi ropa, mis zapatos y mi bolso y regresé por el camino por el cual Lucas me había guiado llevándome al lago.
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