jueves, 24 de marzo de 2011

Capítulo 11

Miré a mi alrededor buscando algo que evidenciase la presencia de agua. Tierra más húmeda, charcos de barro... Cualquier cosa. Pero no había nada, solo árboles, arbustos y pequeñas flores. Empezaba a preguntarme si realmente existía un lago o Lucas era un asesino en serie que me estaba llevando hacia mi tumba.
-¿Sabes?-seguía buscando agua con la mirada-creo que enseguida juzgas a la gente sin conocerla. No me conoces ni de un par de días y ya predices lo que haré en una semana. ¡No sabes cómo soy! ¡No voy a ser como ellos!-declaré, mirándole a los ojos.
-Puede que me equivoque, pero lo dudo-me devolvió la mirada y sonrió.
-¿Existe un lago en Herecrich?-pregunté.
-¡Pues claro! ¿Te crees que te llevo a una zona alejada para matarte?
-No...-mentí-pero llevamos bastante tiempo andando.
-Bueno...- estábamos parados mirándonos a los ojos- pensaba que tenías ganas de verlo. Supongo que eres de esas niñatas que dan dos pasos y se cansan y quejan...
-¿Ves?-le desafié-vuelves a hacerlo.
-¿El qué?-preguntó, levantando las cejas y fingiendo no saber a qué me refería.
-¡Juzgarme!-grité- lo llevas haciendo un rato.
-¡Bah! Eres de esas niñatas que...-siguió caminando y volvió a criticarme.
Decidí dejar de escucharle, no merecía la pena. A veces me fijaba en lo que decía, por si había cambiado de tema, pero no, seguía criticándome.
Volví a mi anterior tarea. Buscar agua o algún rastro de ella. Esta vez creí avistar un cambio de color en la tierra. Iba adquiriendo un tono más oscuro conforme andábamos. Me alegré, por lo menos cada vez tenía más esperanzas de que Lucas me llevase al lago que a mi futura tumba.
-Tayla-me llamó, de repente- ¿Por qué tienes tantas ganas de ver el lago? Es algo inusual-suspiró, se alzó en puntillas, recobró su posición normal y dijo-ya queda poco.
-No sé... en mi antiguo pueblo tenía el mar a dos pasos, podía verlo desde casa. Mi habitación tenía vistas a la playa. Era genial. Supongo que es por eso por lo que me interesa. Quiero... tener algo que me haga sentir en casa. Un sitio dónde... cuando no quiera ver a nadie o esté triste pueda estar sin que nadie me moleste.
-Entonces, si quiero verte y no sé donde estas, iré al lago primero.
-Puedes intentarlo-contesté, un poco distraída. Estaba emocionada. Cada vez la tierra estaba más húmeda. El lago estaba más cerca.
-Tayla-volvió a decir- ¿qué se te cruzó por la cabeza cuando te conté la historia de Alex?
El camino parecía cada vez más un interrogatorio. Quizá Lucas no era un asesino. Quizá solo era un policía que quería saber cómo alguien podía querer vivir en ese sitio voluntariamente. Bueno, todo lo voluntariamente que se podía.
-Se puede decir...-intentaba buscar alguna respuesta coherente-que al decir eso, has abierto viejas heridas...
-¿Heridas? ¿Cuáles? ¿Las que les has hecho a tus ex?-continuó, tomándose a broma mi respuesta.
-No, idiota-sentencié-además, ¿por qué te lo iba a contar?
Lucas pareció pensárselo durante unos minutos y después habló:
-Puede que... porque te estoy llevando al lago, cosa que no podrías hacer sola, es más, que no sabrías que podías hacer, porque te he contado mi historia con Alex, porque te estoy contando cómo funciona este sitio... no sé, quizá tienes razón, son pocos los motivos-satirizó.
-Veras...-era horrible volver a hablar del pasado, no estaba segura de haber superado totalmente lo de Jake, había veces en las que todavía pensaba en él. Al fin y al cabo, fue mi primer beso- tuve... una especie de rollo de una noche...
-¡Esto se pone interesante!-celebró.




Licencia Creative Commons
El reflejo del agua se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Capítulo 10


-¿Tayla? Pareces haber desconectado, ¿estás bien? Me preguntó Lucas, preocupado.
-Sí, estoy bien, solo que lo que me has contado me ha hecho recordar cosas, que prefiero dejarlas en el pasado, nada más-aún seguía algo desmotivada pensando en Jake, pero decidí dejar de pensar en él y seguir hablando con Lucas- bueno, ¿qué fue lo que le pasó a Alex?
-Simplemente cambió. Empezamos un nuevo curso cuando estábamos saliendo. Nada más pisar esa clase, me di cuenta de que algo no era normal, todos eran tan... iguales. Quiero decir, no es que fuesen en plan todos pijos o todos raperos, no, era que todos eran clones. Vestían con colores oscuros, mayormente de gris y negro. Las chicas llevaban el pelo recogido en una coleta alta, ningún pelo podía tocar su cara, y los chicos llevaban el pelo engominado hacia atrás. Cuando Alex empezó a llevarse bien con una de ellos, poco a poco comenzó a transformarse en una de ellos.
>>Lo primero que aprecié fue que vestía con menos colores, su ropa de colores alegres estaba desapareciendo de su armario. Lo siguiente fue que se empezaba a hacer coletas, lo que le quitaba mucho atractivo. Finalmente empezó a contestar solo con monosílabos. Solo tardaron dos semanas en hacerla parte de su siniestro clan, cuando ya la habían comido el coco totalmente, ella cortó conmigo. Ese es el proceso, más o menos.
¡Qué triste! ¿Suprimir todos los colores alegres de mi armario? Pues iban a tardar dos semanas mínimo. ¿Cómo se puede cambiar de personalidad totalmente en dos semanas?
-¿Y tú crees que me pasará lo mismo?-pregunté.
-No lo creo, lo sé. Mañana te llegará una carta para la inscripción en el colegio, en una semana empezamos. Más o menos en un mes vestirás de negro y te apuntarás a clases de piano. Aprovecha ahora y explora el pueblo todo lo que puedas, dentro de un mes no te interesará lo más mínimo-suspiró y siguió andando, solo que ralentizo la velocidad un poco- enseguida llegamos al lago, te encantará, es precioso.
-¿Y cómo es que a ti no te han “transformado”?
-No sé, conmigo no se interesaron mucho, no me hablan, es como si no estuviese en clase, y en el fondo es lo mejor. Aunque sigo viendo a Alex en clase, ahora es diferente: mirada perdida, voz sin alegría... es cómo es ella ahora.
-Así que...-recordé la conversación de hace un rato-no eres un chico muy popular en clase, más bien diría que eres el marginado, ¿no?
-Bueno, te mentí, no soy en chico más popular en clase, pero tampoco soy el marginado, allí no hay populares. Para que haya alguien popular ha de tener personalidad, y allí, nadie la tiene. Aunque sí hay uno que parece guiar a los demás. Byron.
-¿Byron? No parece el nombre del típico empollón-recordé al chico que iba a mi clase, el surfista por el que estaban todas locas-yo conocí a un Byron. Era muy popular en nuestra clase pero no el más espabilado. Que supiese sumar dos y dos fue algo que sorprendió a todos. Pero bueno...
-Sí, pues este es lo opuesto- Lucas suspiró y se llevó las manos a los bolsillos- bueno... todos son lo opuesto. Como te he dicho, todos son iguales... igual de aburridos.
-¡Pues vaya año que me espera! Serás la única persona normal que conozca-pensé en mi antigua clase. Nunca había un día aburrido. Siempre pasaba algo que rompía la monotonía. Que Byron demostrase su inteligencia. Que Alice nos contase cual era su nuevo novio. Que Ann, la más tímida, se pusiese a gritar como una loca en el aula...
-Tranquila-comentó Lucas-no te parecerá aburrida. Serás como ellos-sentenció.


Licencia Creative Commons
El reflejo del agua se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

lunes, 7 de marzo de 2011

Capítulo 9

-Sí, se cómo se siente-dije al recordar a Jake, mi anterior y único novio, mi mayor error.
Tenía 15 años y solía ir de fiesta con mis amigas a una conocida discoteca de mi anterior ciudad. Recuerdo exactamente cómo iba vestida, llevaba unos leggins de vinilo y un vestido negro que se ajustaba a la cintura y caía hasta por encima de las rodillas, llevaba unos zapatos con algo de tacón que hacía que mis piernas pareciesen más largas, el pelo rizado y los ojos ligeramente resaltados con sombra rosa.
Cuando íbamos para la discoteca una amiga, Alice, nos comentó que un grupo de amigos suyos iban a ir a la misma discoteca, con lo que decidimos juntarnos a ellos. Eran siete chicos, dos más que nosotras, todos bastante guapos, pero había uno que sobresalía de entre los demás. Jake. Tenía el pelo negro y los ojos azules, lo cual provocaba un gran contraste, vestía de un modo normal, no como sus amigos, que parecían haberse pasado horas frente al espejo, llevaba unos vaqueros desgastados, unas playeras normales y una camiseta de color azul eléctrico. En cuanto le vi, me quedé prendada de sus ojos.
Una vez en la discoteca nos pusimos las cinco chicas en un lado y comenzamos a hablar de lo que nos parecían nuestros nuevos acompañantes y a mí no se me ocurrió otra cosa mejor que decir que el chico de ojos azules me parecía guapo. Al oírlo Alice me contestó:
-¿Quieres algo con él? Porque te lo consigo.
Y sin darme tiempo a responder ella ya estaba hablando con Jake y señalándome. Unos minutos después Jake venía hacia mí con dos vasos de ginebra. Comenzamos a hablar y me di cuenta de que era un chico majísimo, o eso pensaba yo. Cuando ya eran las dos de la mañana yo estaba algo cansada, ya que al no moverme, me estaba quedando atontada, así que Jake me cogió de la cintura y me sacó a bailar una de las que eran mis canciones favoritas, bastante movida.
Nunca supe si era que el chico realmente me atraía o la ginebra, pero me parecía muy guapo, además de interesante y encantador. Poco a poco y sin que yo me diese cuenta me fue acercando a los baños, y en un momento que tubo me cogió de la mano y nos metimos en uno de los baños de la discoteca.
No era lo que parecía, solo estuvimos hablando durante... 3 horas... Cuando mi reloj marcó las cinco y media de la madrugada Ann tocó suavemente la puerta y entró.
-Es hora de irnos, Tayla-y cerró la puerta rápidamente.
-Sí, claro. Gracias Ann-contesté cuando ya había cerrado la puerta-bueno...-proseguí- tengo que irme, entre que reúno a las chicas y vamos a casa...
-Puedo llevarte-se ofreció.
-¿Llevarme? ¿Cómo? ¿Me vas a llevar en brazos hasta casa?
-No-se rió- tengo el coche muy cerca.
-¿El coche?-le pregunté-¿Qué, has falsificado el carné?
-¿Falsificado?-volvió a reírse-¡Pues claro que no! ¿Qué clase de chico crees que soy?
-Pues... ¿Uno que nada más conocer a una chica la mete en el baño de la discoteca?-levanté las cejas mirándole desafiante.
-Mal pensada-se acercó a mí y posó sus manos en mis hombros-me... parece que... me gustas, Tayla, y aunque creo que esto no es algo normal, no quiero que perdamos el contacto-poco a poco sus manos se iban bajando desde mis hombros, entonces me volví a poner nerviosa. Acercó su rostro al mío y posó sus labios sobre los míos solamente un instante. No me lo creía, mi primer beso, en el baño de una discoteca. Justo cuando se estaba separando le agarré de la camiseta y le atraje de nuevo hacía mí. Le miré a los ojos un momento y volví a juntar nuestros labios. Esta vez no fue un simple roce como el anterior, no, fue mucho, mucho, más intenso. El movía sus labios frenéticamente contra los míos, yo hacía lo mismo. No sé cuanto tiempo estuvimos así, unos pocos minutos supongo, pero los suficientes para que mi corazón empezase a latir con más fuerza de lo que lo había hecho nunca.
-Tengo que irme-dije, haciendo un esfuerzo sobrehumano al no juntar mis labios a los suyos de nuevo- mis amigas me estarán esperando.
-Sí- respondió, con la voz entrecortada y respirando con dificultad- te lo vuelvo a decir, puedo llevarte en coche.
-Espera, ¿cuántos años tienes, Jake?
-Yo...- se puso rojo- tengo... dieciocho años, sí, ya lo sé, parezco más joven... ¡pero no es mi culpa!
-¿Y no me lo podías haber comentado desde el principio?
-¿Comentarte que tengo dieciocho años? ¿Qué pasa? ¿Te avergüenzas de tu edad?
-No, no da vergüenza decir que tengo quince años, y que estoy en una discoteca que normalmente frecuenta la gente de esa edad.
Me empezaba a cabrear. ¿Dieciocho años? Por favor, pero si yo parecía mayor.
-¡Tienes quince años!-no era una pregunta- Alice me dijo que tenías mi misma edad.
Como no, Alice, la típica chica que para conseguir lo que quiere hace de todo y más. En este caso, mentir sobre mi edad.
-Yo... lo siento, Jake. Esto ha sido un error. Me ha encantado conocerte y bueno... lo de después también, pero no puede volver a repetirse.
-Supongo que no. Me ha gustado-le miré de forma extraña-el beso, digo. Besas muy... bien. Con lo guapa que eres habrás besado a muchos chicos.
Vamos, que básicamente estaba diciendo que me aprovechaba de mi físico para ir besando a todos los chicos que se me ponía por delante. Con menuda joya me había juntado.
-En realidad-en mi tono se podía advertir el enfado- es la primera vez que beso a un chico. Talento natural, digo yo-abrí la puerta y me marché.
Esa había sido mi mayor relación con un chico en toda mi vida. Claro que luego había besado a otros, pero habían sido dos, y en discotecas, ni siquiera me acordaba de sus nombres.

Licencia Creative Commons
El reflejo del agua se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.