miércoles, 27 de julio de 2011

Capítulo 17

-Vas por el pueblo como su fueses su dueño.
-Tayla, no tengo amigos, mis padres nunca están aquí. ¿Qué crees que puedo hacer? Doy vueltas por Herecrich todos los días intentando encontrar algún sitio, alguna cosa que se me haya pasado por alto, que aún no conozca.
-Algo nuevo-comprendí.
Ahora lo entendía. La vida de Lucas debía ser un infierno, todos los días solo, sin poder llamar a ningún amigo al carecer de ellos. Era obvio que quisiese que alguien le prestase atención, o quizá, también algo de cariño y comprensión. Pero, ¿cómo sus padres se habían olvidado de él? ¿Cómo unos padres se olvidan de su propio hijo?
-Y apareces tú, una persona nueva que no es sosa, ni viste completamente de colores oscuros-dijo, mirando mi ropa de arriba abajo- y por un momento creí que podría conocer a alguien nuevo y pasármelo bien por un día.
-¿Tus padres...?-comencé a preguntar.
-Se desplazan continuamente. Nunca permanecen en un lugar más de seis meses-dicho esto, bajó su cabeza, como si sus zapatos fuesen lo más interesante en ese momento.
-¿Y no tienes ningún otro familiar con quien pasar el verano?
Lucas levantó su mirada, pero no la fijó en mí, en cambio, miró al cielo, en concreto, a una gran nube que se alzaba sobre nosotros. No parecía estar cargada de agua; era totalmente blanca y esponjosa, por lo menos a la vista. Deseé poder estar ahí arriba, sin preocupaciones.
-Mi padre... no es muy bien recibido en mi familia materna, y lo mismo ocurre con mi madre. Ambos son muy diferentes, aunque se quieren-confesó.
Por un momento, me pregunté qué pasaría si mis padres nunca estuviesen conmigo. Sin duda, sería algo raro: no escuchar los gritos de mi madre por la mañana al entrar a mi habitación, ni la ironía de mi padre, ni como me dejaban, “sin querer”, en ridículo delante de mis amigas.
Pero, pese a todo eso, lo echaría de menos: los gritos de mi madre se habían convertido en mi despertador personal, y eran bastante efectivos, la verdad, en cuanto escuchaba a mi madre, me levantaba sin pensarlo. La ironía de mi padre hacia mí hacía que nos peleásemos de forma amistosa, y podía soltarme, sin rencores después. Y esas veces en las que mis padres mostraban fotos mías vergonzosas... bueno, eran mis padres, y no lo hacían a malas, aunque yo me enfadase muchísimo cada vez que sacaban el tema.
-Pero tú... ¿no debería ser diferente contigo? Quiero decir, por muy mal que se lleven, tú eres su nieto, sobrino, primo...
-Ellos ya tienen bastantes nietos, sobrinos y primos. Además, cuando yo nací, mis abuelos, los cuatro, dejaron clara su postura. Yo era, para ellos, como una señal de mis padres hacia ellos de que lo suyo iba en serio, que no iban a estar separados, y eso les sentó como una patada en el estómago.
-Pues vaya...
De repente, sentí unas ganas increíbles de ir a ver a mi madre y abrazarla. A pesar de no haber discutido con ella, y de que ella ignorase que yo estaba enfadada, sólo quería pedirla perdón e irme a mi habitación a deshacer las maletas.
Lucas pareció comprender:
-Ve todo recto-me indicó con la mano- hasta llegar a la calle 13, gira a la izquierda y continua recto, en seguida verás una casa familiar.
-Gracias. Oye, lo que te he dicho, lo de estar desesperado y todo eso...
-No tiene importancia. De alguna forma, me ha gustado que alguien me diga lo que no quiero oír. Es agradable.
En ese momento, Lucky se acercó a su dueño, reclamando su atención. Este se dio cuenta, se agachó y le acarició la cabeza.
-Yo también debería irme a casa. Recuerda: Recto, 13, izquierda y recto-dijo, a modo de recordatorio.
-Gracias, de nuevo.
-Un placer, señorita.
Y se inclinó, imitando el gesto de un señor de los años 60 quitándose el sombrero. Parecía hasta un chico formal cuando le daban esos puntos. Se alejó corriendo y gritó:
-Recuerda, te quedan pocos días de libertad, Campanilla.
Y desapareció al doblar una esquina.
Yo seguí sus instrucciones. Estuve andando unos minutos hasta que vi que tenía tres opciones a elegir: continuar recto en la misma calle, la número 2, girar a la derecha e ir a la calle 10, cuya desembocadura desconocía y la que Lucas me había indicado, la 13. Opté por seguir sus indicaciones y dejar la exploración para otro día, en el que quizá llevaría un bikini en condiciones y, a lo mejor, un bocata y una botella de “nestea”.
Cuando torcí hacia la calle 13, vi el número escrito en una placa con un fondo negro y las letras doradas. Este pequeño detalle le daba un aspecto de elegancia a la pared perfectamente cuidada.
<> Pensaba para recordar lo que tenía que hacer al ver que podía girar a la derecha a la calle 7. Ignorando el descubrimiento de un parque, en el cual no había ni un triste niño, continué sin girar durante un par de minutos hasta que pude avistar un tejado de un color azul cielo. Sonreí para mí. Por lo menos Lucas no me había engañado para que me perdiese.
Tuve que andar hacia la derecha para encontrar la entrada a mi casa. Descubrí que al lado de la puerta estaba un pequeño letrero que ponía, sobre un fondo negro y con letras doradas, 13.6. Eso significaba que por lo menos otras cinco familias aparte de nosotros vivían en la misma calle. A lo ser que hubiesen sub-dividido todo, y también hubiese casas con un 13.2.1 o algo por el estilo...
Finalmente, encontré la puerta del jardín, en el cual mamá ya había plantado sus flores, de distintos colores. ¡Por fin un detalle que me recordaba a mi antiguo hogar! Las había de muchos colores, como a mí me gustaba.
Entré en casa con cuidado de no pisar ninguna caja de cartón de las muchas que estaban tiradas en la hierba. Cuando pasé al pasillo, descubrí que en la pared alguien había colgado varias imágenes nuestras, incluida una en la que aparecíamos los cuatro: mi padre, mi madre, mi hermano y yo.
Mi hermano tenía nueve años cuando desapareció, yo tenía siete. Recuerdo aquel día como si lo hubiese repetido mil veces: era verano, y hacía mucho calor, mamá se había quedado sin verduras, y quería hacer una ensalada, así que mandó a mi hermano al supermercado para comprar algunas cosas. Salió de casa revolviéndome el pelo, como siempre hacía, y diciéndome que era su brujilla favorita. Luego... no volvió.
Los policías dijeron que fue él quien se escapó, pero yo no lo creo. Alguien le obligó a irse, yo lo sé; él nunca se iría, no, no me dejaría sola.
En una cinta que grabaron las cámaras de seguridad de un banco se podía observar cómo mi hermano se fue en dirección contraria a nuestra casa.
Le dieron por muerto tres meses después de su desaparición; cuando encontraron sus ropas en un llano a unos cinco kilómetros del supermercado. No tenían evidencia alguna de su muerte, pero aún así, eso fue lo que nos dijo el policía encargado del caso.
Yo, sin embargo, nunca me llegué a creer que había muerto, y cuando íbamos a algún sitio de vacaciones, observaba con minuciosa atención para ver si me encontraba con él o con un mínimo rastro que me indicase el camino a seguir para llegar a él. Nunca lo encontré. Mis padres, por el contrario, desistieron rápidamente; en cuanto el policía les dijo que le habían dado por muerto, las esperanzas de mis padres murieron también.
Cogí el marco y me fui a donde estaba mi habitación mirando continuamente la sonrisa de mi hermano. Un niño lleno de ilusiones y esperanzas arrebatadas.

viernes, 15 de julio de 2011

:)

¡Hola!

Para empezar, ya, ya sé que estos días, he estado un poquillo a mis cosas y he dejado desatendido el blog, pero en serio, he estado liadísima con unos exámenes que tenía que aprobar, y que por suerte, ya lo están.

Continuo con la historia de El reflejo del agua, no la he abandonado y no pienso hacerlo, el problema es que tengo muy poco escrito, y hay que escribir un poquillo más para tener de reserva, no sé como explicarlo, pero bueno.

También queria decir, que si quereis enviarme alguna historia, foto, frase... que querais que publique, ¡hacedlo!(airplane93@hotmail.es). El objetivo de este blog es intentar hacernos ver, poder llegar a más y más gente cada día. Algunos querreis quejaros de cosas, y otros sólo decir lo que llevais dentro, recordad, todo está permitido,¿ok? Siempre que tengamos buenas intenciones.

Intentaré subir un capítulo el lunes, pero no prometo nada. Aunque estoy deseando que me digais que os parece la historia, así que procuraré escribir lo antes posible un capítulo que merezca la pena.

Bueno, sé que no tengo muchos seguidores, así que, si podeis pasar este blog a las personas que creais que se van a interesar por él, me hariais un gran, gran favor, en serio. Sé que mucha gente quiere lo mismo, y que algun@s de vosotr@s también teneis blogs donde os expresais libremente, pero me haría muchísima ilusión tener nuevas personas que lean mis historia y las comenten.

Por cierto, para hacer lo de que me envieis algunas cosillas (espero que esta idea tenga éxito dado que tod@s queremos darnos a conocer), me gustaría adaptar mi blog a ello, así que si alguien sabe de informática o de blogs mucho, por favor, se agradecería su ayuda. Quiero poner como... pestañas para que estén separadas las cosas que me envieis y mi historia. :)

Bueno, esto es todo lo que queria decir, creo, así que, me despido. Besos y gracias por deteneros en mi blog.