martes, 14 de junio de 2011

Capítulo 15

Estaba temblando, no sabía si por el frío o porque acababa de estropear la relación con la única persona que podría ser mi amiga en Herecrich.
Corrí todo lo que pude hasta llegar a las escaleras sin fijarme que tenía todos los pies embarrados y algunas salpicaduras en las piernas. Me senté en una de las escaleras y, mientras sollozaba, recogí de nuevo mi pelo en un moño alto. Me recosté dejando que el sol me calentase la piel y, con suerte, borrase cualquier indicio de mi contacto con el agua y... con Lucas.
Estando al sol, todos los problemas me parecían menores. Cerré los ojos y mi imaginación voló, como solía hacer. ‘Una chica lista pero distraída’ decían mis profesores siempre. Cuando me quise dar cuenta, estaba pensando en mi querida playa, recordaba ese día a la perfección. Llevaba el pelo recogido en una coleta alta y el viento había arrancado unos pocos mechones de ella. Estaba encerando mi tabla de surf de la suerte, era azul con unas nubes pintadas. La arena me rozaba la parte baja de mis piernas; el neopreno era de verano, azul y negro, mi bikini favorito asomaba por el cuello, me lo regaló mi mejor amigo, Mike, mi Mikey.
Las olas eran perfectas, y, lo mejor de todo, apenas había algún surfista en la zona dedicada a la práctica de ese deporte. Cogí mi tabla y me lancé al agua. Estaba feliz, como siempre que hacía surf, me reía sin motivo, sin duda, de haber estado conmigo otra persona hubiese pensado que estaba loca.
Me gustaba ir a la zona derecha, nunca había nadie, aunque ese día, no había casi nadie en ninguna zona. Recordé estar remando para coger una ola, y después, solo había agua a mi alrededor, yo giraba sobre mí misma sin control, arrastrada por la fuerza de las olas, que me empujaron contra unas rocas que siempre evitaba al bucear por lo afiladas que estaban. Sentí como una de sus puntas se acercaba a mí y me acariciaba la espalda para luego clavarse en mi pierna izquierda. No sentí los cortes hasta que salí a la superficie, cogí aire y empecé a patalear para no volver a hundirme. Lo último que vi fue una lancha amarilla de salvamento dirigiéndose hacia donde yo estaba.
Cuando desperté estaba tumbada en una camilla con mis padres a ambos lados. La habitación era blanca con una amplia ventana con vistas a la playa que se veía lejana y borrosa. Siempre he odiado la blancura de de los hospitales, da la impresión de que mediante esa siniestra capa de color intentan ocultar las barbaridades que se han llegado a cometer, tantas imprudencias y errores sin castigo.
Desperté de mi sueño cuando escuché unos pasos acercándose. Lucas. Seguro que era él. ¿Qué sentido tenía seguir en el lago solo? Me puse los pantalones lo más rápido que pude, pero no me dio tiempo a ponerme la camiseta ni los zapatos antes de ver a la persona que se dirigía hacia mí.
Era una chica de piel pálida y ojos azules que contrastaban con el color de su cabello, negro recogido en una coleta fuertemente agarrada. Vestía con una camisa negra ajustada y unos pantalones del mismo color e igual de ajustados, sus bailarinas eran grises. No tenía ni una gota de maquillaje en su cara, la cual estaba totalmente libre de algún indicio de acné. “Perfecta” pensé. Fácilmente podía hacerse pasar por la hermana de Byron, si no lo era ya.
Se plantó frente a las escaleras y apoyó una de sus manos en la barandilla que había al lado de estas. Comenzó a hablar conmigo:
-Te he visto en el lago.
-¿Porqué no me sorprende?-contesté, con sorna-En este pueblucho la costumbre de espiar a los vecinos está muy arraigada. ¿Os enseñan eso en clase?
-No-dijo, quedamente-en clase nos enseñan a ser respetuosos con el prójimo, al contrario de lo que estás haciendo tú.
-Tú has empezado, mirándome a escondidas. Por lo menos el tal Byron ha tenido el valor para dar la cara-le reproché.
-¿En serio, Tayla?-me preguntó-¿Lucas? ¿No está muy visto eso de ir liándote con el guaperas de turno? ¿Era como cuando me besaba a mí?-volvió a preguntar, pude atisbar cierto grado de envidia en su tono-A mí también me llevaba al lago, pero no eran simples besos lo que compartíamos-alzó las cejas, desafiándome a contestarle a sus palabras.
-No soy de esas que van arrastrándose por un tío. Hay muchos niños en el mundo, no creo que mis servicios sean requeridos para aumentar más la población. No saldré en esos programas de chicas que se han quedado embarazadas antes de la mayoría de edad.
Ese tema de quedarme embarazada me daba fobia desde que mi madre había hablado conmigo para explicarme de donde venían los bebes...
-Tu auto control ha quedado demostrado en el lago. Lucas no te conviene, Tayla, créeme. Solo te va a utilizar para conseguir lo que él quiera. Va de chico malo y...
-Ya sé, ya...-la interrumpí-es el chico malo que luego se vuelve monótono y bla, bla, bla... Byron me ha soltado el discursito.
-Byron solo intentaba detenerte. Sentir algo por Lucas está mal.
-Celos de una ex novia-deduje-¿qué pasa, Alex? ¿Tienes miedo de que se olvide de ti? Noticias frescas, cortasteis hace ya mucho, se ha olvidado de ti y de lo que representas.
-No eres diferente a como era yo-me pinchó Alex- yo también hice lo que tú. No eres la primera que se baña con él en ropa interior.
-Y sin ella, ¿no?-contraataqué.
-¿Para qué negarlo?
-No, gracias, no soy tan...-me abstuve de llamarla lo que tenía pensado-no necesito acostarme con un tío para sentirme completa.
-Todos van por eso-continuó- Lucas es como ellos. ¿Qué crees que hubiese pasado de no haberos interrumpido Byron? No es tan inocentón como parece.
-Estás celosa-sentencié- si quieres alguna explicación, exígesela a Lucas y no a mí.
-Yo no hablo con esa clase de personas-dijo, con tono de superioridad como había hecho Byron al darme a elegir entre su “buena vida” o la de Lucas.
-Me piro. Gracias por tus amables consejos y advertencias, los tendré en cuenta.
-Vamos, Tayla, los rumores vuelan, en una semana todos sabrán que eres el nuevo fichaje de Lucas. ¿Cómo crees que sé tu nombre? Chismes, rumores... llámalo como quieras.
-Que piensen lo que les dé la gana. Me voy a casa.
-Busca el tejado azul, se ve a km a la redonda-gritó cuando estaba a más de cinco metros de ella.
Me alejé por la primera calle que encontré. Un ocho de color dorado estaba pintado en la pared. Ya me lo había advertido Lucas, las calles iban por números y no por nombres.
Licencia Creative Commons
El reflejo del agua se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

1 comentario:

  1. Precioso chica Ö
    :)
    Sigue así y no te rindas nunca, que tienes mucho talento :D

    ResponderEliminar